miércoles, 18 de enero de 2012

LOS INFILTRADOS

        Hay un dicho bananero que dice que el que vale , vale, y el que no para camarero. Aqui dejo un articulo que encontre investigando por internet y que demuestra que en esta profesion hay mucho infiltrado. Yo siempre digo, opino y aconsejo que si hay que hacer una cosa hagamosla con la mejor de las sonrisas. Se trabaja mejor y el cliente lo agradece mas. . Es un articulo de Fernando Martinez Relanzon, al cual no conozco , pero al que agradezco este texto. Aqui os lo dejo.                                                                                                                                                                             El mejor camarero del mundo

Fernando Martínez Relanzón »
-¿Cómo están los señores?
-Bien gracias.
-¿otro par de chatitos?
-Bueno, vale
-¿algo para que pase mejor?, ¿unas papas?, ¿unas olivitas?...
-Olivas por favor.
-Inmediatamente, pero ¿desea algo el señor? (para mi hermano que no ha hablado).
-No gracias.
-¿quizás un cafetito?
Vale, uno solo.
-Marchando.
Esta escena tan cotidiana a la que los españoles ya estamos habituados, sucede en un bar cualquiera, de un día cualquiera. Pero antes ha pasado otra historia de la que por desgracia también estamos muy habituados.
Mi hermano y yo entramos en la típica bodeguita de un pueblo a tomar unos chatos, mientras nuestras mujeres despachan unos asuntos indumentarios. Después de un rato en la mesa sin atención ninguna, le pido a un camarero de gesto adusto y cara de agobio (solo hay tres mesas ocupadas) los chatos y un par de picaditas, cuando los trae a la mesa, con un absurdo sentimiento de culpabilidad le pido por favor unas puntitas de pan, ¡ya saben! No perdamos las buenas costumbres del “sucar” , El camarero que nunca dice nada lo trae a la mesa, el problema viene más tarde cuando nos apetece otra ronda y esta vez casi con temor me levanto para pedirla, nuevamente, sin decir esta boca es mía, la sirve.
Por último cuando ya nos disponemos a marchar aparece este otro joven salido de no se sabe dónde, y limpiando la mesa con una bayeta, retirando los platos y copas vacías con la otra mano, comienza con la primera historieta ¿Cómo están los señores? ¿Otro par de chatitos?...
Igual soy un neuras, pero puedo asegurarles a ustedes que el bar tenía más claridad, yo me sentí mas cómodo y tranquilo (que es para lo que fui) y ese bien estar se transformo en mas consumiciones y gasto (beneficio para el dueño).
En el ultimo post hable del poder de la sonrisa, a este ultimo camarero le costó bien poco sonreír, pero le repercutió un pingüe beneficio, que dicho de paso a mi me supo a gloria bendita.

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